# Dossier 9 / ITALIA IN SCENA:
LA TEMPORADA INTERNACIONAL DEDICADA A ITALIA
/ 'NO SOMOS NúMEROS, SOMOS PERSONAS'
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‘No somos números, somos personas’

 

En esta entrevista realizada por Francesca Lai para Bergamo News en noviembre de 2018,  Ottavia Piccolo, la actriz de Metello – por la que ganó la Palma de Oro a la Interpretación Femenina en el Festival de Cannes de 1970–, reflexiona sobre Occident Express, espectáculo de apertura al ciclo Italia in Scena, del cual es protagonista y co-directora. La situación de los migrantes y su compromiso político.

 

“La historia de Haifa es necesaria. Es la historia de todos”, explica, poco antes de entrar a escena en el Teatro Creberg de Bergamo el jueves 15 de noviembre, Ottavia Piccolo, actriz refinada y precoz que debutó a los 11 años con Luigi Squarzina y actuó con maestros como Luca Ronconi en teatro y Luchino Visconti en el cine, sin olvidar sus grandes trabajos en la televisión. Occident Express, espectáculo escrito por Stefano Massini y dirigido por la propia Piccolo y Enrico Fink, es una odisea contemporánea, un viaje de esperanza. “Quisimos contar esta historia –dice la actriz– porque no somos números, somos personas”.

Ottavia Piccolo interpreta a Haifa, una mujer de Mosul que en el 2015 se fuga con su nieta de cuatro años a través de la ruta de los Balcanes. Una mujer que nunca salió de su propio país (“no estaba hecha para caminar”), y que nunca había visto un tren. Sobre el escenario ocho músicos de la Orquesta Multiétnica de Arezzo interpretan la partitura compuesta por Fink. Un binomio perfecto de música y palabras, indivisible para el relato de este viaje.

No es su primera colaboración con Stefano Massini. ¿Cómo recibió la historia de Haifa cuando se la propuso?
– Es el séptimo trabajo teatral que concretamos con Stefano. Lo primero que pensé leyendo el texto de Occident Express es que era una historia que te involucraba, a la que había que decirle que sí inmediatamente. Pensé entonces que había que hacerlo porque era necesario contar la historia de esas personas. Los migrantes son personas que se mueven de un país a otro y no son números ni algoritmos, son seres humanos. Entre el año pasado y este hicimos más de sesenta funciones: el público que nos acompañó en este viaje queda totalmente comprometido con la historia.

– ¿El teatro es necesario para el público de hoy?
– Por supuesto, estoy convencida de eso. El público lo siente como algo distinto respecto de los otros medios de comunicación, que por supuesto son fundamentales para nuestra vida, pero la naturaleza del teatro consiste en transmitir historia y pensamiento en profundidad. El teatro que escribe Stefano Massini, y que yo hago desde hace algunos años, es un teatro anclado en el hoy. Eso es lo que me interesa. El teatro siempre le ha contado al público la historia de la gente, y es lo que necesitamos.

Haifa demuestra que los seres vivos tienen un espíritu de supervivencia tal que hasta puede resistir una caminata de cinco mil kilómetros, porque Haifa elige no morir.
– En varios puntos el texto contiene reflexiones de Haifa, que no son solo las reflexiones de una mujer iraquí sino la de cualquier mujer en el mundo, cualquiera sea, obligada a dejarlo todo y cambiar de vida. Más de una vez Haifa dice “la bestia que vive en nosotros sabe qué debe hacer, ya la he escuchado”. Es la fuerza que nadie piensa que tiene pero que sale cuando hay que sobrevivir. Así es como Haifa, a su edad, se encuentra en el camino con una niña del cuello.

– Historias como la de Haifa no hay demasiadas…
– Lo increíble, y en lo que Stefano Massini, Enrico Fink y yo acordamos, es que esta es una historia común a todos. Sí, hablamos de Haifa que nació en Irak, pero es la misma historia que podríamos contar de una mejicana que debe andar por los caminos de América, o de una de nuestras abuelas que se fue a Australia. Por eso tratamos de no superponer imágenes de ningún tipo. La música no describe el viaje pero es un sentimiento, la urgencia de llegar al límite, a otra parte.

¿Es el amor el que nos provoca esta urgencia?
– Seguramente. Haifa, o alguien como ella, si no hubiese tenido a su nietita, una sobreviviente también, quizás no se hubiera echado a andar. ¿Con qué necesidad saldría a buscar otra vida? Pero como tiene a su lado a una nena de cuatro años, se larga a caminar aferrada a la esperanza. Porque la vida debe continuar.

Para interpretar a una mujer fuerte se necesita una mujer fuerte, con sus propios ideales y valores. En septiembre de 2018, en ocasión de la Mostra del Cinema en Venecia, usted fue víctima de un extraño episodio…
– A ciertos eventos no hay que darles más importancia que la que tienen. Es el síntoma de la ignorancia de algunos. Unos agentes de seguridad me franquearon la entrada a un museo y no me permitieron pasar, aunque comprendieron que estaban equivocados porque no había una razón válida: usar un pañuelo de la ANPI (Asociación Nacional de Partisanos Italianos) no significa adherir a un partido político. Con mucha paciencia les expliqué que ese pañuelo representa la bandera italiana y que en cierta época convergieron los partisanos, los monárquicos, los socialistas y los comunistas. Eso fue todo, así que es absurdo identificar a la ANPI como el partido político que no es. Y aunque absurda, la historia sirvió para que muchos jóvenes se acercaran a la asociación. Necesitamos a los jóvenes no para hacer la resistencia, que ya pertenece a la historia, sino para testimoniar esta época.



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