# Dossier 3 / PáJARO DE BARRO:
MUJERES EN NUESTRA ESCENA
/ VALIENTE PáJARO LIBRE
NOTAS RELACIONADAS       

Valiente pájaro libre

Por Ana Alvarado >> Fotos Carlos Furman
 

Ana Alvarado, responsable de la puesta de Pájaro de barro, reflexiona sobre el proceso de montaje y el universo estético creado para esta notable pieza de Samuel Eichelbaum con una singular protagonista, Felipa, un oscuro pájaro libre que no se puede domar. 

 

Estamos presentando Pájaro de barro de Samuel Eichelbaum, con mi adaptación, en el Teatro Regio, destacado exponente de la arquitectura teatral del siglo pasado. Esta pieza fue estrenada en 1940 y volvió al escenario bajo la dirección de Armando Discépolo en 1969. Es una de las obras destacadas de Eichelbaum, prolífico autor teatral quien fue, además, guionista de cine, novelista, periodista y crítico. Una figura respetada en el ámbito intelectual de su época.

Cuando pienso en el estreno de Pájaro de barro a principios del siglo XX, me imagino la sorpresa de la platea frente a los parlamentos de su protagonista femenina, Felipa, muy alejada de lo que la sociedad argentina de esa época esperaba de una mujer joven y de origen humilde. Inteligente, decidida, terca, apasionada, digna, Felipa toma decisiones sorprendentes a lo largo de toda la obra. Se enamora del escultor Juan Antonio (Daniel Hendler en nuestra puesta), y eso dispara en ella un viaje hacia el interior de sí misma.

A la actriz protagónica de nuestra versión de Pájaro de barro, Lucía Tomas, se la ha comparado con Tita Merello por su presencia e intensidad. Creo también que Felipa y algunos de los personajes que representaba la actriz argentina son indomables, rebeldes a los límites que quieren imponerle por su condición de mujer. Los deseos y dilemas de Felipa y de las otras jóvenes que muestra la pieza (Ovidia, su amiga, interpretada por la actriz Celeste Gerez, y Silvina, por Valentina Veronese) son iguales a los de cualquier joven de su misma condición, en contextos similares de la actualidad. En la historia del teatro ha habido algunas heroínas extraordinarias, y Felipa es una de ellas. Como pasa con Nora, la protagonista de Casa de muñecas de Henrik Ibsen, tienta imaginar “cómo le habrá ido después”. Felipa se confronta y espeja con otra mujer, Doña Pilar, la madre de Juan Antonio quien, en la voz de Marita Ballesteros, dice: “¡Sea usted sierva del trabajo, sierva de sí misma, pero nunca de un hombre, nunca de un hombre, porque ni los propios hijos que usted tuviera serían de usted!”.

La adaptación y puesta en escena que elegí para este material respeta el texto original pero reduce la cantidad de personajes, se aleja del costumbrismo y otorga a la escena una dinámica más próxima al tratamiento actual del tiempo escénico. Respeté aspectos del lenguaje que funcionan en algún sentido mítico como un código compartido entre el habla rural de principios del siglo XX y la actualidad. El público comprende el significado y se ríe frente a las palabras “tarambana”, “badulaque”, “chacota”, que son parte de los parlamentos de los personajes  de Melitón y Heriberto, encarnados por Ernesto Claudio y Jesús Catalino respectivamente. Esas palabras ya no se usan frecuentemente pero el público las reconoce y sabe que le pertenecen. 

Las didascalias que escribió Eichelbaum tienen un valor literario relevante y decidí que se dijeran en escena. Un presentador (Mariano Mazzei) interviene rompiendo la lógica de la ficción y estableciendo un vínculo directo con el espectador. Este criterio de alejamiento se continúa en otros aspectos de la puesta. Los cambios de escenografía, por ejemplo, suceden a la vista del público, y las distintas partes de la maquinaria teatral se despliegan para ser descubiertas por el espectador.

La escenografía creada por Diego Siliano y el diseño de vestuario de Lara Sol Gaudini dialogan visualmente con el pasado, trayéndolo con recursos del presente. Toman como inspiración al cine argentino de la época de oro, sus cuadros, sus afiches con colores acuarelados, el proceso desde el blanco y negro hasta llegar al color y el melodrama inserto en un ámbito exótico. Los decorados movidos a tracción humana por los maquinistas comparten la escena con imágenes multimediales. La luz diseñada por Malena Miramontes Boim acompaña las texturas y sombras del diseño general por una parte y señala con un criterio más directo y contemporáneo los momentos centrales de la dramaturgia. La música de Gustavo García Mendy comparte ese carácter cinematográfico y acompaña con sutileza los momentos emotivos de la pieza.

La actuación de todo el elenco aporta la expresividad y el rigor técnico de la formación actoral actual a este bello texto del siglo pasado.

PÁJARO DE BARRO

Autor Samuel Eichelbaum
Adaptación Ana Alvarado

Elenco
(por orden de aparición)

Presentador, Novoa Mariano Mazzei
Felipa Lucía Tomas
Juan Antonio Daniel Hendler
Ovidia Celeste Gerez
Doña Celia, Silvina Valentina Veronese
Atanasio, Heriberto Jesús Catalino
Don Melitón, Vicchi Ernesto Claudio
Doña Pilar Marita Ballesteros

Coordinador de producción Galo Ontivero
Producción técnica Emilia Martínez Domina
Asistencia de dirección Cecilia Acosta

Asistencia de iluminación Verónica Lanza
Asistencia de vestuario Marcos Di Liscia
Asistencia de escenografía Juan Bautista Selva

Realización y montaje de video Leandro Pérez
Música original y diseño de sonido Gustavo García Mendy
Iluminación Malena Miramontes Boim
Vestuario Lara Sol Gaudini
Escenografía y diseño multimedial
Diego Siliano
Dirección Ana Alvarado

Duración: 100 minutos

Estreno: 7 de marzo de 2019
Última función: 2 de junio de 2019

Teatro Regio



-->