Poeta del espacio

Por Diego Siliano
 

El  trabajo del escenógrafo Diego Siliano sorprende en esta pieza de principios de siglo XX. Proyecciones multimedia se combinan con utilería, paredes y trastos, y conforman un espejo de los sentimientos de Felipa, su protagonista. “Mi arte consiste en crear realidades ficcionales que sean nexo entre la imaginación y el plano material, para que vivamos una experiencia y podamos entrar en el juego.”

 

Con la directora Ana Alvarado trabajamos juntos y tenemos una comunicación fluida. Como directora, posee una formación en bellas artes y valoriza mucho la construcción plástica, por eso le interesaba poder traducir en términos visuales la poética de Eichelbaum. En el primer encuentro, café de por medio, me contagió su entusiasmo por la temática, la libertad de la mujer para elegir, en esta pieza escrita siete años antes que la mujer votase por primera vez en Argentina.

Ana me expuso la necesidad de que los cambios de escena fuesen rápidos para no detener la acción. Además, le interesaba incorporar un personaje nuevo: un presentador, que expresaría en el escenario las didascalias poéticas que anteceden las escenas. Ana leyó la descripción de la primera como una invitación al juego. Eichelbaum, además de autor teatral, fue un gran guionista de nuestro cine. A medida que escuchaba su relato, visualicé trazos que de a poco se iban dibujando en mi imaginación, como una imagen que se corporiza por el movimiento de una lente de proyector enfocando un fotograma. Le compartí luego la estampa que me produjo su relato, y comenzamos este viaje llamado Pájaro de barro.

Me apasiona la escenografía porque me permite sorprender al otro creando espacios, invitándolo a una experiencia física y sensorial. Me interesa poder desplegar esa magia, y dedico muchas horas de investigación a buscar las mejores formas y tecnologías. En este caso particular, el trabajo fue definir cómo la imagen se corporiza mágicamente, evocando fotogramas del antiguo cine nacional. El camino del cine blanco y negro de fuertes contrastes a las paletas saturadas del primer tecnicolor.

Construí una propuesta visual dinámica donde se combinan elementos corpóreos como trastos, proyecciones y utilería, que permiten realizar cambios fluidos de un ambiente a otro. Diseñé estos ambientes no realistas como un espejo de los sentimientos y emociones de Felipa, nuestra protagonista, invitando al espectador a percibirlos como ella los siente. Así, en el diseño escenográfico del cuadro uno del primer acto, un techo de cañas domina proyectado en contrastes de blanco y negro el fondo de la escena, asfixiando espacial y metafóricamente a la protagonista en su cuarto familiar humilde. Una proyección de lluvia exterior, reflejo de una ventana, invade la pared y el catre, haciendo más frío y desangelado el lugar.

El segundo cuadro del primer acto transcurre en una estancia. El diseño espacial se amplía y enmarca a los actores en primer plano bajo el techo de una galería en una casa rural, de columnas de hierro y cenefas de latón. Un fondo animado proyecta el movimiento del campo mañanero. Las animaciones en tonalidades de sepia, el paso de las nubes, las aspas de un molino, los pastizales movidos por el viento, el ganado y hasta el caminar cansino de un perro, son recursos visuales que dan una imagen  contemplativa.

En el acto siguiente, Felipa llega a la casa de Pilar, donde vive Juan Antonio. Imaginé que vivencia ese espacio como si fuera la entrada al Paraíso. Boceté un patio bucólico de casa de pueblo con techo sombreado por una parra y un huerto de colores saturados.

Los disparadores que me sirvieron para inspirarme, parten de distintos lugares: películas argentinas de los años ‘40 y ‘50, revistas de la época, colecciones de fotos antiguas, imágenes y recuerdos propios. La casa de Pilar, por ejemplo, es la del inmigrante laburante que la construye de a poco y en partes. Las tengo muy presentes, son como las de mi niñez en mi querido pueblo Acebal del sur santafesino, esas casas construidas con sudor y orgullo.

En mi trabajo como escenógrafo, además de diseñar y transmutar el espacio, es fundamental comunicarlo: al equipo creativo, a los actores, al personal de las secciones técnicas del teatro, que realizarán el diseño, y en definitiva, al público. Es importante poder brindar la cantidad de elementos necesarios para que la idea se comprenda. Presento bocetos de escena, planos, despiezos, maqueta, muestra de colores y materiales.

Profundicé en pocos elementos y jugué a combinarlos al máximo para transformar el espacio. Los trastos “paredes” que aparecen, parecen simples, pero son complejos de realizar. Por un lado, son sólidos y fuertes, para que no se arqueen ni flameen durante los cambios de escena, y por otro, fueron construidos muy livianos para que puedan subir y bajar rápidamente de parrilla. El acabado de sus superficies, “el finish”, también demandó una complejidad de técnicas mixtas. Fueron realizados por la sección Escenografía, y requería un tratamiento de paredes viejas descascaradas por la humedad y roce de uso.

Estos trastos ingresan a la vista, y combinados con proyecciones y movimientos de utilería, introducen al espectador en una escena dinámica. El espectador no tiene por qué saberlo, pero este trabajo en capas de las diversas secciones técnicas del teatro (los verdaderos  magos de la escena), permite una vivencia dramática. Ante nuestros ojos desciende una “pared”, que se planta sólida.

El teatro me permite jugar y crear espacios, como cuando era chico y armaba castillos y catapultas con envases de cartón y madera para jugar a los soldaditos con los amigos de mi pueblo. Mientras los armaba, estaba todo el día metido en la acción. Mi arte consiste en crear realidades ficcionales que sean nexo entre la imaginación y el plano material, para que todos tengamos una experiencia, para que podamos entrar en el juego.

Es un trabajo que me demanda muchas horas, prácticamente domina mi vida. Mis familiares y amigos saben que me “perdieron” hasta el estreno, a veces durante meses. Recuerdo una tarde donde Juan B. Selva, quien me asistió en esta puesta, armó sobre la mesa de trabajo de mi estudio la maqueta de la obra, mientras Lara Sol Gaudini, sacando figurines, compartía muestras de telas frente a un boceto sepia de la estancia, los materiales que más se acercan en el vestuario “ese color acuarelado” de las fotos antiguas pintadas a mano que quería dar a los personajes. Malena Miramontes Boim, mostró en una computadora su planta de luces. Sacó de su mochila un abanico de gelatinas y un spot, para iluminar los materiales expuestos e ir ajustando paletas para unificar los criterios de proyección e iluminación. Crear con los demás miembros del equipo creativo, me enriquece mucho, es fundamental el encuentro.



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