Relojero

LAS MÁSCARAS DE LA DESESPERANZA

Armando Discépolo sentó las bases del “grotesco criollo”, género emblemático de una Argentina castigada por la frustración y la injusticia, de un tiempo de cambios y rupturas generador de desencuentros y pesares que aún persisten. Protagonista de sus dramas es la inmigración de 1914, a la que dotó de una dimensión trágica y una complejidad existencial inéditas en la escena nacional. Y hasta de una lengua, expresión consumada del desgarro del extranjero por la tierra natal abandonada y el encuentro con una ciudad que no lo termina de aceptar. Por eso el grotesco es mucho más que un género: es la metáfora de un país tan hermoso como cruel, un espejo donde reconocernos.

LAS MÁSCARAS DE LA DESESPERANZA

Armando Discépolo sentó las bases del “grotesco criollo”, género emblemático de una Argentina castigada por la frustración y la injusticia, de un tiempo de cambios y rupturas generador de desencuentros y pesares que aún persisten. Protagonista de sus dramas es la inmigración de 1914, a la que dotó de una dimensión trágica y una complejidad existencial inéditas en la escena nacional. Y hasta de una lengua, expresión consumada del desgarro del extranjero por la tierra natal abandonada y el encuentro con una ciudad que no lo termina de aceptar. Por eso el grotesco es mucho más que un género: es la metáfora de un país tan hermoso como cruel, un espejo donde reconocernos.