# Dossier 4 / UN ENEMIGO DEL PUEBLO / UN CLáSICO INAGOTABLE NOTAS RELACIONADAS         

Un clásico inagotable

 

En esta charla, Juan Leyrado y Raúl Rizzo, quienes encarnan a los hermanos enfrentados de Un enemigo del pueblo, reflexionan acerca de las características de sus personajes y coinciden en la riqueza de un texto que va mucho más allá de un enfrentamiento ideológico o político.

 

 

JUAN LEYRADO:
COMPLEJAS RELACIONES FRATERNALES

–Usted ya había encarnado al personaje del doctor Stockmann en una versión que montó el teatro independiente El Tringlado del Uruguay, en 2014. Por lo que no le resulta un material ajeno.

JUAN LEYRADO: Esta es una versión muy distinta de Un enemigo del pueblo en relación con la que hice en Uruguay. Aquella era la de Arthur Miller, estaba situada en la época en que fue escrita, con todos los personajes y tenía en general otro enfoque. Mientras la ensayo, cuando estudio la letra, no tengo ningún registro de aquella puesta. Es, de alguna manera, como si fuera otra obra, aunque obviamente el texto es el mismo. Tal vez se deba a una intención consciente o inconsciente, una necesidad de alejarla. Para mí es otra obra.

–¿Y cómo ve al personaje, en principio tan rico, lleno de matices para trabajar?

JUAN LEYRADO: Para mí Stockmann es un ser solitario, alguien muy metido en sí mismo, a quien le cuesta ver más allá de lo que él siente que tiene que ver. Va construyendo su propio mundo, sin dudas por una necesidad personal de justicia. Un mundo donde prima el ser a partir del conocimiento. Es alguien que le da mucho valor a la reflexión y el pensamiento. Y es entonces que se lleva mal con todo lo contrario a esos valores. Porque siente que vive en un pueblo donde las personas son llevadas de las narices por una cultura que aprovecha para someterlo. Pero además de eso, una de las cosas que más me interesaron del personaje es la relación que tiene con su hermano, el alcalde, con quien se enfrenta a partir del conflicto que surge con las aguas contaminadas. Porque más allá de sus diferencias ideológicas y políticas, de la forma de ver la vida de cada uno, hay una relación profunda entre los hermanos que sin dudas influye en el conflicto, que tiene que ver con sus personalidades y las vivencias de ambos. En ciertos momentos hasta se reprochan la forma en que cada uno de ellos fue criado por sus padres, uno más protegido que otro. Y eso es lo que estamos trabajando internamente con Raúl (Rizzo) que encarna a Pedro, el hermano alcalde. Me refiero a una tensión que tiene que ver más con lo humano y que circula por la historia, si se quiere más, de manera más subterránea y que el espectador, si está atento, va a descubrir.

–Usted coincide en el planteo del director de evitar los maniqueísmos que llevan a mostrar a Stockmann como un héroe solitario.

JUAN LEYRADO: Sin dudas. No se trata aquí de una oposición entre buenos y malos sino entre personas que tienen una manera diferente de ver las cosas. Que, como comprobamos en la actualidad, ha llevado a enfrentamientos que nos duelen. Mi experiencia personal, frente a un mundo que sin dudas nos duele, me lleva a reflexionar acerca de hasta dónde uno puede defender sus ideas sin dañar a las relaciones con los demás. Y ahí es donde la obra plantea sin dudas un interrogante de mucha actualidad. Eso no significa que yo defienda mucho a Stockmann, sus valores, su nobleza y su forma de plantarse porque siente verdaderamente que tiene una responsabilidad, como médico del pueblo, de cuidar la salud de sus semejantes. Aunque, claro, por momentos, como en la escena de la asamblea, aparezca su neurosis y un grado de altanería que lo alejan de su comunidad.    

 

RAÚL RIZZO:
LAS VENTAJAS DE UN CLÁSICO

–¿Cuál es la mirada personal que tiene sobre el personaje de Pedro Stockmann, el alcalde del pueblo y su enfrentamiento con su propio hermano que dispara el conflicto principal de Un enemigo del pueblo?

RAÚL RIZZO: Sin dudas estamos frente a un clásico y su propuesta abarca a todos los tiempos. Es una obra que nos sigue interpelando. Y lo singular de este texto escrito a fines del siglo XIX sigue siendo su capacidad de hacernos reflexionar sobre nuestro presente. Se hablado mucho de esto, sin dudas, pero no es tan frecuente, cuando uno entra a un texto, encontrarse con esa contemporaneidad, con un planteo tan actual como el que ofrece Un enemigo del pueblo. Una obra que plantea, en 1883, un tema como el de la ecología, por ejemplo. Y después está lo político. Y también la relación fraternal, lo que para bien o para mal estos hermanos construyeron juntos a lo largo de sus vidas. Coincido con Juan (Leyrado) y con el director (Lisandro Fiks) en la riqueza de este texto y en las posibilidades de ahondar en la relación entre los hermanos más allá de lo ideológico o lo político. Y también coincido, claro, en lo acertado de esta propuesta que sortea el camino de plantear una disputa entre buenos y malos, como en anteriores versiones de la obra, y que elige transitar una cuerda más compleja, que es la de mostrar a los personajes en sus aciertos pero también en sus contradicciones.

–¿Cómo se consigue desde la actuación mostrar esos matices?

RAÚL RIZZO: Durante los ensayos, con Lisandro, quien también fue responsable de la traducción y la adaptación de la obra, trabajamos cada palabra, cada gesto, para afinar el texto y poder mostrar sus ambigüedades, sus sutilezas. A medida que se uno se sumerge en el libro descubre que siempre hay más, cada oración propone un nuevo camino. Por eso decía que es un clásico, porque resulta inagotable.



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