# Dossier 7 / LA VUELTA LA MUNDO EN 80 MUNDOS / MUCHO MáS QUE 80 MUNDOS NOTAS RELACIONADAS       

Mucho más que 80 mundos

Por Sergio Rower >> Fotos Carlos Furman
 

Ante el estreno de la nueva producción del Grupo de Titiriteros del Teatro San Martín, que esta temporada cumple cuarenta años, el director del espectáculo ofrece un muy personal reconocimiento a los artistas, artesanos y trabajadores –muchas veces anónimos– que posibilitan el mágico viaje por nuevos y mejores mundos.

 

La vuelta al mundo en 80 mundos.
¡Tantos mundos!
René, Alberto y todos sus maquinistas ya hicieron lo suyo, embravecidos telones ayudarán a ubicarnos en conmovedores mundos por recorrer.


Julio y sus utileros prepararon con cuidado cada uno de los pequeños elementos que determinarán lo especifico de cada personaje. 
Mientras tanto, los espectadores ya se enteraron de que hay un nuevo espectáculo del Grupo de Titiriteros del Teatro San Martín. Se sabe que muchos de esos padres que reservaron entradas para ir con sus hijos fueron ellos mismos niños que corrieron con sus padres o abuelos a ver El Gran Circo, La Bella y La Bestia o Carrusel Titiritero. Como ahora, cuando la Compañía cumple 40 años, lo harán para ver La vuelta al mundo en 80 mundos, y repetir ese amoroso ritual.
Brillan los zapatos que Donoso y Lorena han dejado listos para que “pisen las tierras tan diferentes de China, Estados Unidos e India”, entre tantas otros pueblos y ciudades.
Algunos espectadores ya comienzan a reservar su entrada (quieren estar bien adelante, dicen) “¡TÍ-TE-RES!”, “¡TÍ-TE-RES!” ya cantan los chicos, expectantes en ese sábado que verán la primera función.

 

 

Mónica y sus peluqueras preparan apliques y bigotes, para acentuar estilos y formas típicas y diferentes.
Patricia y sus escenógrafos han pasado ya varias madrugadas de mates y pusieron sus talentosas manos en esos telones que enmarcarán la aventura.
Ya es jueves… falta menos para la función.
Cristian y sus sonidistas preparan decenas de efectos superpuestos, 14 micrófonos inalámbricos, todo lo necesario para que también aquí los “otros mundos” estén presentes.
Viernes y “mañana es la función, papi”. Mañana.
Gustavo y los iluminadores prueban una y otra vez cada uno de los artefactos, que en conjunto arman un efecto que acentúa climas, suspensos y tormentas.
En el escenario, Fabián y los suyos coordinan todo.
Es sábado. La familia amanece con esa emoción distinta de “venirse al Teatro”, de invadir con decisión esos mundos a que otros tantos quieren “llevarnos”.
La gente de limpieza asea con cuidado el escenario para tratar de que no se escapen ninguna de las emociones y recuerdos.
Walter y sus bomberos nos están cuidando, aún cuando no los vemos.
La familia ya sale para el Teatro. Son las 12.30 pero “queremos llegar temprano”. “¿Ya tenés las entradas, papá?”
Pero todavía falta. Falta.
Muchos nombres de mujeres y hombres de Contratos, Personal, Contable, Tesorería, Compras, Logística, Recursos Humanos, Legales, Administración, Arte, Fotocopias, Mesa de Entradas… Todos ellos “están” en nuestros mundos de títeres de sombras, de enorme elefante de teatro negro, de títeres de boca, de pequeños títeres de guantes y varillas.
Todos ellos.

 


Difícil para los de Prensa y de la revista sintetizar este todo de tantos.
Y son muchos y muchas más: Daniela, Flor, María, Natalia, Eva y Claudia.
Todos y cada uno de ellos están en cada función, en cada mundo.
Son las dos de la tarde y ya llegó la familia al Teatro. “¿Entramos, pa”? “No hijo, es temprano todavía, hagamos la fila.”
Y Adelaida que dirige y creó junto con Ariel este maravilloso Grupo, símbolo del ser titiritero argentino.
Y Alejandro, Daniel, Marina, Julieta, Andrés, Jorge, Manuela, Marcelo, Juan, Bruno, Matías y tantos otros titiriteros que le dieron forma a todos y cada uno de los más de 90 títeres sorprendentes que completan, encarnan y protagonizan cada mundo.
Y Luis. Siempre Luis. Hermano de la vida con quien aún le damos quehaceres a Libertablas, que adaptó en versión libre a ese notable Julio Verne.
Ahora están todos aquí.
Ya la fila es larga en el hall del Teatro.
“¿Vamos al baño?”. “No, ya entramos.”
Se abren las puertas: “A la izquierda, adelante los ubican”. “Gracias”. “¡Vamos, papá!”. “Chicos, no corran”.
Allá están tantos otros: Matías en cada lugar que hizo falta. Galo, Ayelén y Ana que nos asistieron, asisten y asistirán.
Mirna, Lorena, Silvia, Johanna, Olavia, Eleonora, Leticia, Lara, Román, Fernando, Mariano, Mariano, Daniel y Pablo.
Tres y cinco de la tarde. Anuncio oficial: “Sala llena, vamos a empezar”.
Oscuro.
Aplauso expectante.
Finalmente aquí estamos.
Que nadie piense que unos sin otros podríamos haberlo logrado.
Emociona la confianza que me han dispensado.
Esta “Vuelta al mundo” navegará y viajará por muchos más de 80 mundos.
Lo hará por el mundo de cada uno de los que quiera aún creer que la “aventura de buscar nuevos, justos y mejores mundos” es posible.
Sincero y emocionado agradecimiento.
¡Y que comience la función!



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