# Dossier 6 / STRIP+TEASE = 4 DESVELOS / LA POéTICA DEL BURDEL NOTAS RELACIONADAS             

La poética del burdel

>> Fotos Carlos Furman
 

Carlos Trunsky, el director de Burlesque, una de las cuatro piezas que integran el espectáculo STRIP+TEASE=4 DESVELOS, descubre en esta entrevista el proceso de creación de esta pequeña obra de teatro musical. Una inspiración en la tradición del cabaret hecha también de recuerdos de infancia.

 

En un principio, Diana Theocharidis, la curadora del espectáculo STRIP+TEASE=4 DESVELOS, había convocado al coreógrafo y bailarín Carlos Trunsky para colaborar con Alfredo Arias en un espectáculo para el cual contaba con dos artistas: Fanny Bianco y Mariela Anchipi, nada menos. Por cuestiones personales, Arias tuvo que renunciar al proyecto “y Diana me propuso ir adelante con una nueva idea. A partir de las dos intérpretes, imaginé desarrollar un nuevo camino que tuviera una línea musical”, recuerda Trunsky. “Tanto Fanny como Mariela son dos artistas del espectáculo muy reconocidas, con las cuales no había trabajado. Fue un gran desafío descubrirlas y encontrarnos. Es una pequeña obra de quince minutos y siento que estoy haciendo una ópera de seis horas. Me está resultando complejo, interesante, delicioso y complejo.

–¿Cómo fue el encuentro con las intérpretes?

–En los ensayos fue algo hermoso la conjunción del trabajo con las mujeres, con una gran entrega, encanto, gusto y placer por hacerlo. Es una idea complicada, sobre la que no estoy acostumbrado a trabajar. Entre los parámetros que decidí tomar y la realidad con la que se va ensayando, estamos afinando la pieza para que encuentre su síntesis.

 

–¿De qué manera describiría esta propuesta?

–Es una inspiración en la tradición del burlesque, una pequeña pieza del teatro musical donde hay canto, danza y teatralidad, que emerge desde la música, cantada y bailada. Está inspirada en el show, en esas escenas de varieté, de strip, de cabaret, que evocan el siglo pasado y, a medida de que la obra va avanzando, tiene un anclaje cada vez más actual.

 

–¿Se documentaron de manera especial para construir este diálogo con el género?

–La documentación siempre sucede, en todas las líneas: musicales, teatrales, plásticas. Pero también está la experiencia personal. Uno huele el escenario, tiene los cuerpos y, a partir de la imaginación, llego a este trabajo. También evocando una primera niñez, de los nueve, diez años. Mi papá era actor cómico de varieté y muchas veces lo acompañaba en sus shows nocturnos. Empezábamos en el Sheraton a eso de las diez de la noche y de allí pasábamos por toda una serie de lugares nocturnos, hasta llegar a un perdido cabaret en la Panamericana. Un viaje desde espacios muy glamorosos hasta los más decadentes. Esta idea radica ahí: tomar esos viejos recuerdos.

 

–¿Burlesque vuelve a poner en escena la tradición del strip?

–No hay una cuestión intelectual que funcione como soporte el espectáculo. Es más bien visceral y directo. Si aparece una reflexión más filosófica va a ser en contraste con los números de los otros colegas, ya sea por el momento político, por la actualidad. Me gustaría que la pieza termine con alguna pregunta más que una aseveración. Además, me metí con unos pasajes que no termino de resolver y que tienen su particularidad. Siento que está bien que así sea, que es un hallazgo, pero necesito que eso encaje bien.



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