# Dossier 8 / TEMPORADA DE VERANO / LOS HUESOS DE UN ANIMAL MUERTO QUE REFLEJAN LA LUZ DE LA LUNA NOTAS RELACIONADAS       

Los huesos de un animal muerto que reflejan la luz de la luna

Por Vivi Tellas
 

Volvió al Teatro Sarmiento la experiencia escénica en la que los poetas dicen sus textos en vivo, esta vez bajo el amparo de las noches de verano porteñas. Unas líneas de la curadora del ciclo y una poesía inédita de uno de los autores participantes de las veladas.

 

Pensando en formas nuevas para el espectador,

momentos del día nuevos para ir al teatro y salir de casa.

Algo que le cambie el día a las personas, otra perspectiva, otra emoción,

que el día sea noche, que el teatro sea poesía y que la oscuridad sea luz.

La luz mala es un espacio de transformación, todo puede cambiar, ¡todo puede ser otra cosa! 

La poesía como caos que toma forma sin que nadie se dé cuenta.

La poesía en escena se transforma en otra cosa, algo mutante se pone en acción.

La poesía da en el centro sin mirar. 

En el Juego de la Vida, un juego de mesa muy famoso, el que pierde se convierte en poeta, ¡qué extraña manera de entender el destino!

Buscando un buen titulo encontré La luz mala, algo que no es lo que parece, un fantasma que te persigue pero en realidad son los huesos de un animal muerto que reflejan la luz de la luna

¡Oh! ¡Cuánta poesía hay en esta leyenda!

 

Saltar de un puente al río,
besar a una chica
a la sombra de un ciruelo,
encontrar un circulo
diminuto en el paisaje
entrar por ahí y ver
que estás en el futuro.
La bala lenta del amor nos lastimó,
nos dejó heridos.
Fuimos a hospitales suburbanos
y ahí nos cuidaron,
nos trataron bien.
Pasábamos horas hablando
de una cama a la otra.
La luz del día rebotaba
en tu cabeza y en la mía.
Pero estábamos cada día mejor.
Una mañana en el patio del hospital
te pusiste a hacer piruetas.
Colocaste una fruta sobre tu hombro.
Una planta en tu frente, caminaste con ella
y te fuiste alejando hasta que te perdí de vista.

Francisco Garamona

 

 

VELADAS LÍRICAS EN PLAZA ITALIA

El auge de los encuentros de poesía oral en Buenos Aires parece haber comenzado a fines de los noventa, tal vez como rebote de la producción de esa década, con ciertas características que algunos creyeron ver como un canon: una poesía desacralizadora, antilírica, apática. Un discurso que, como reacción a lo escrito durante la generación anterior, la del 80, se presentaba impregnado de coloquialismo, desinteresado por lo político (a tono con lo que sucedía en la Argentina neoconservadora de entonces), atento a lo kitsch y ajeno a cualquier referencia cultural previa.

Más allá de la discusión acerca de si estas características alcanzan para determinar algún tipo de “movimiento” en la poesía producida entre 1990 y 2000 (o si todo se reduce a una de las tantas estrategias –extraliterarias siempre– con las que la maquinaria cultural suele homogeneizar diferencias y divergencias en pos de establecer un dudoso canon), lo cierto es que desde entonces el género poético vive un florecimiento que se verifica, más que en las ventas en las librerías, en la vitalidad de los ciclos y espacios que se multiplican en los barrios de la ciudad.

Aunque de características bien disímiles y resultados artísticos de calidad siempre discutible, hoy existe una corriente de poesía oral en Buenos Aires integrada por miles de poetas jóvenes que se lanzan a decir sus textos en vivo apoyados por la música, el video y la performance, y que difunden sus encuentros mayoritariamente a través de las redes sociales.

Haciéndose eco de esa explosión poética en la ciudad, el año pasado el Teatro Sarmiento abrió su escenario a La Luz Mala, un ciclo coordinado Vivi Tellas que se propuso dar un espacio para escuchar a las mejores y más heterogéneas voces de la actualidad. Los poetas decían sus textos en vivo, todos los sábados y domingos en un horario bastante inusual: al mediodía.

Por allí pasaron, entre muchísimos otros, artistas como Maruja Bustamante, Gael Policano Rossi, Noe Vera, Maru Gersberg, Josefina Bianchi, Marina Mariasch, Rosario Bléfari, Nahuel Ugazio, Romina Zanellato, Cecilia Pavón, José Fogwill, Antonia Kon, Jazmín López, Rita Pauls, Julieta Gore, Pablo Kachadjian, Syd Krochmalny, Dani Zelko, Nicole Codrón, Catalina Berarducci, Jacqueline Golbert, Martina Juncadella, Ulises Conti, Mariano Tenconi Blanco, Tálata Rodríguez, Francisco Garamona, Nicolás Moguilevsky, Mayra Giménez, Cristian Jensen, Eugenia Pérez Tomas, Gabriela Cabezón Cámara, Oscar Fariña, Carlos Ríos, Tom Maver, Luciana Caamaño, Natalia Litvinova, Washington Cucurto, Mario Castells, María Moreno, Julián López, Inés Garland, Bárbara Belloc, David Nahón, Teresa Arijón, Manuel Hermelo, Arturo Carrera, Charly Gradin, Claudio Caldini, Daiana Henderson, Jorge Monteleone, Natalia Chami, Alfredo Visciglio, Mariela Gouiric, Dani Umpi, Roberto Jacoby, Kiwi Sainz y Diana Aisenberg.

En el marco de la temporada de verano 2017 del Complejo Teatral de Buenas Aires, el Teatro Sarmiento volvió con sus veladas poéticas, ahora en los atardeceres de verano, presentando nuevamente a las voces más representativas y diversas de la producción poética porteña.

Durante febrero fueron anfitriones de estos encuentros Marie Gouiric (Pensaba que había un paisaje, jueves 2, viernes 3, sábado 4 y domingo 5), David Nahón (Algunas instrucciones para desaparecer, jueves 9, viernes 10, sábado 11 y domingo 12), Gael Policano Rossi con Malén Denis (La onda encantada, jueves 16, viernes 17, sábado 18 y domingo 19) y Manuel Hermelo con Teresa Arijón (ninfoleptos, jueves 23, viernes 24, sábado 25 y domingo 26).



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