Cuando se le pregunta al director y dramaturgo Matías Feldman sobre el Proyecto Pruebas, que viene desarrollando con la Compañía Buenos Aires escénica desde el 2013, aclara que no se trata de obras sino “investigaciones que devienen espectáculos”. Estas experiencias se completan con talleres abiertos a la comunidad y la redacción de una bitácora como registro del proceso, que el espectador puede pedir por correo electrónico. “Se trata de ampliar la recepción”, afirma el dramaturgista de la compañía, Juan Francisco Dasso. “No creemos que sea importante leerla antes para entender el trabajo. Esto no es industria del entretenimiento. la prueba no sólo radica en el resultado espectacular sino también en las reflexiones, y la manera más práctica que encontramos de plasmarlas es escribiendo la bitácora”.
Feldman, que venía produciendo distintos montajes, llegó a un punto de crisis respecto a las lógicas imperantes de producción en el circuito teatral independiente, incómodas para los tiempos de investigación (horarios de funciones, tamaños de la salas, espacios para guardar escenografía). “Algo se había agotado y quería encontrar mi propia manera de producir y exhibir, hacer mi propia ola y surfearla. El proyecto es la investigación y la obra es una excusa para poder investigar”. En esta oportunidad, desembarca en la Martín Coronado, y la dimensión de la sala mayor del Teatro San Martín alberga esta escala de lo “hiper”. El espectáculo abandona la consecución lógica y pone en relación elementos que parecieran no estar vinculados, que empiezan a establecer algún tipo de sentido.
–¿De dónde surgen esos temas?
–Las propias pruebas van generando nuevas reflexiones que me llevan a pensar dónde queremos poner el foco. Las pruebas no son consecutivas, no hay que ver una para entender la otra. Nos interesa lo heterogéneo, lo dinámico, que no haya un camino endurecido y único.
–¿Cómo aparece el interés por las relaciones en la era digital?
–Esta prueba está relacionada con la anterior, El ritmo, que reflexionaba sobre la vida contemporánea en relación al trabajo, y ahí no hay manera de no abordar lo que implican las nuevas tecnologías en nuestra existencia. Me parecía interesante plantear una prueba que arranque por algo más temático y llevarlo a lo procedimental. El hipervínculo es un fragmento dentro de las nuevas tecnologías y planteaba el desafío de escribir una obra cuya lógica no sea la narrativa clásica o aristotélica. Es una Prueba que sucedió primero en el escritorio, en la dramaturgia, en el tiempo que me tomé para escribirla, no tanto como otras donde probaba en el ensayo con los cuerpos de los actores.
–¿Qué encuentra de interés en esta dramaturgia hipervincular?
–Me interesaba cómo el hipervínculo deviene en montaje y qué pasa cuando un material escénico no tiene el típico arco de comienzo, nudo y desenlace, sino que ya está fracturado. Tenemos un entrenamiento perceptivo en la fragmentación. Cuando la percepción recibe fragmentación, ¿es narración, es curaduría? Hay un control burgués que a mí me interesa atentar.
–¿Cómo fue hacer esta Prueba en la sala Martín Coronado?
–Queríamos plantear algo muy experimental y muy riesgoso en la sala más importante del Complejo Teatral. Ahí también hay una prueba, que los creadores del teatro independiente podamos habitar estos espacios. Una experiencia interesante, emocionante y de enorme responsabilidad.
Juan Francisco Dasso, dramaturgista
FICHA TÉCNICA
COMPAÑÍA BUENOS AIRES ESCÉNICA
PROYECTO PRUEBAS
El hipervínculo (Prueba 7)
Autor
Matías Feldman
Elenco
Luciano Suardi, Maitina De Marco, Mara Bestelli, Delfina Dotti, Eddy García, Paco Gorriz, Walter Jakob, Javier Lorenzo, Vanesa Maja, Ariel Pérez De María, Paula Pichersky, Claudio Rangnau, Valentino Alonso, Martín Bertani, Pablo Brignoccoli, Gonzalo Carmona, Nicolás Gerardi, Augusto Ghirardelli, Juan Jiménez, Lucila kesseler, Lina Lasso, Glenda Maislin, Agostina Maldino, Dora Mils, Aldana Nasello, Julieta Raponi, Pilar Rozas, Néstor Segade, Norberto Simone
Dramaturgista Juan Francisco Dasso
Producción Cia. Buenos Aires Escénica Melisa Santoro
Asistente artístico Juan Francisco Reato
Diseño de sonido Nicolás Varchausky
Video Alejandro Chaskielberg
Iluminación Alejandro Le Roux
Vestuario Lara Sol Gaudini
Escenografía Cecilia Zuvialde
Dirección Matías Feldman
Duración: 160 minutos (con un intervalo)
Estreno: 18 de julio de 2018
Última función: 12 de agosto de 2018
Sala Martín Coronado
Teatro San Martín