# Dossier 10 / MúSICA EN EL HALL:
HUGO FATTORUSO Y NAHUEL BRIONES
/ DOS POR CUATRO... Y CUATRO NEGRAS
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Dos por cuatro… y cuatro negras

 

En el ciclo Música en el Hall, Hugo Fattoruso presentó un show atípico en el que versiona autores y composiciones que admira y que lo han acompañado desde su infancia. Un repaso por la trayectoria de uno de los grandes músicos de la escena rioplatense de los últimos sesenta años.

 

But when the music starts
Don’t stay there like a fool
And break it all
You listen me, break it all

Break it all, Osvaldo y Hugo Fattoruso, Los Shakers

En la segunda mitad de los años ’60, cuando la Beatlemanía ya había conquistado el mundo, en el cono sur un cuarteto uruguayo demostró que aquel fenómeno inglés podía replicarse en estas tierras. Y, por qué no, superarlo. De hecho, el temblor que produjo Break it all en la radio, en la televisión, en las boites y en los “asaltos” de sábado a la noche a primera hora (esos en los que los chicos llevaban bebidas, las chicas comida, y todos el disco de Los Shakers), superaba en forma y fondo musical al Club del Clan. Fue un éxito de esos que rompen todo porque Los Shakers no tocaban material ajeno: todas sus canciones eran propias, principalmente en inglés y, al decir de Luis Alberto Spinetta, tenían una “música perfecta”, incluso más moderna que la de The Beatles.

En el prólogo al libro Al rescate de Los Shakers, de Daniel Grigera y Mario Antonelli, Litto Nebbia dice que “la batería no tenía ni un micrófono puesto para su amplificación. Con los muchachos del grupo (Los gatos salvajes) quedamos petrificados. ¡Cómo sonaba eso! El empaste grupal, el ajuste armónico de las voces, los apoyos rítmicos, todo era de primera. Los Shakers sonaban igual al disco”. La calidad musical de los hermanos Fattoruso (Osvaldo y Hugo), Roberto Capobianco y Carlos Vila no se debía a modas o coyunturas, era fruto de una formación sólida. Osvaldo y Hugo formaron con su padre Antonio el Trío Fattoruso, y hacia 1959, los hermanos pasaron a formar parte de la banda The Hot Blowers. La progresión para los Fattoruso fue de cuatro negras, polirritmia y tres acordes: candombe, swing y rock and roll, formas musicales que no habrían de abandonar en toda su carrera.

“Nuestros padres tenían un negocio que vendía discos de 78 rpm, imagináte”, cuenta Hugo en una entrevista que en 2006 le realizó Federico Larroca para el sitio web El intruso. “Mi padre también arreglaba vitrolas, así que había música todo el día. Mi madre estudiaba canto lírico, tenía predilección por la zarzuela, óperas, operetas. Nuestro padre escuchaba Duke Ellington, Louis Armstrong, Glenn Miller, Benny Goodman con Gene Krupa, pero en mi casa también escuchaban a Gardel y mucha música clásica. Se fueron infiltrando una gran cantidad de cosas. Como pianista, yo estudiaba música clásica y tocaba algunas cosas de oído, pero leía todo lo que tocaba; cuando comenzamos a tocar lo que nosotros llamamos jazz, encontramos una libertad de expresión como ninguna en otro estilo. Cuando tocábamos un tanguito, lo tocábamos tal como era, pero cuando se toca un tema de jazz esa particularidad de cómo se desarrolla y de cómo se toca el tema le da a cada uno el lugar para improvisar sobre esa forma”.

Los Shakers resultaron una enorme influencia para el rock en español. Bandas como Los Mockers, Manal, Almendra o el Sexteto Electrónico Moderno abrevaron en sus conceptos. Los clubes nocturnos de Punta del Este y Buenos Aires los recibieron como a príncipes del ritmo, como también los clubes de barrio durante y después del carnaval y sus bailes, y a lo largo de cuatro años sentaron las bases indiscutidas del rock en español en ambas orillas del Río de la Plata. Pero Los Shakers no estaban destinados a perdurar más allá de aquella franja de tiempo. En 1968 se separaron y los hermanos Fattoruso recalaron en Nueva York donde formaron el grupo OPA junto con Ringo Thielmann, amigo de los tiempos de los Hot Blowers y con quien tocaron en bares composiciones derivadas de la murga uruguaya y el candombe. En ese período, que se extendió hasta 1977, se sumaron Rubén Rada como integrante del grupo y el son de la bossa nova que luego los llevó a trabajar con músicos de la talla de Hermeto Pascoal, Milton Nascimento o Chico Buarque.

Los Fattoruso y sus amigos volvieron a tocar en este rincón del mundo en 1981, con conciertos en Montevideo y Buenos Aires. En ocasión de presentarse en el estadio Obras, y entrevistado para la revista Expreso Imaginario por Pipo Lernoud, Hugo dijo: “los americanos nos hicieron una gran película, un gran dibujo en la cabeza. Ellos quieren pasar todo por el aire acondicionado. Uno da una vuelta bárbara para por fin volver a lo que es realmente propio, a lo que mamó. Volver a sentarse en el cordón de la vereda, allá en el barrio. Así iba tomando forma un concepto musical nuevo para nosotros, y que al mismo tiempo, era lo más personal que habíamos hecho jamás. Porque habíamos hecho jazz, rock, bossa nova, pero nunca lo nuestro”. Lo propio remite al sonido del Barrio Sur de Montevideo, y luego de girar por todo el mundo (incluido Japón, donde Hugo graba un disco con Yahiro Tomohiro titulado Dos orientales), los hermanos Fattoruso y Francisco, el hijo de Hugo, renovaron el Trío Fattoruso que recreaba aquel que los hermanos habían integrado con su padre.

Las circunstancias de la vida siempre llevan a mudar de casa, a cambiar de planes, a despedir amigos, aunque no a modificar la esencia de los sueños compartidos. Una de las últimas formaciones que fundó Hugo, Rey Tambor, da cuenta de la permanencia del barrio. Tambor piano, tambor chico y tambor repique, como en las cuerdas de las llamadas, al son de los parches templados a fuego. El tango, en el caso de Hugo Fattoruso, ni es ajeno ni es foráneo, pertenece a la patria de la infancia. Esa infancia que con el viejo Antonio y Osvaldo sacaba música de los palos de escoba y el fondo de los baldes ante el auditorio de la calle, un auditorio que una vez conquistado, es fiel hasta el último aplauso.

Hugo Fattoruso presentó en el ciclo Música en el Hall su concierto Hugo toca tangos el 21 de mayo de 2019.



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